lunes, 5 de octubre de 2009

MALINCHE.

Es hija de cacique de Tlaxcala. Se convierte en cuncubina, secretaria, intérprete y asesora de Cortés durante la epopeya de la hispanizacion de México. La leyenda negra que procura denigrar a España y finaliza inyectando, en los hispanoamericanos, aplastante complejo de inferioridad emblematiza en ella la capitulación ante los invasores. De allí deriva que Amparo Ochoa y Leon Gieco la estigmaticen en sus canciones. Hoy todavía, en la patria de Octavio Paz, se usa el gentilicio "tlaxcalteca" como sinónimo de traidor y "malinchismo" equivale a cipayaje. Aquí suele emplearse, para expresar lo mismo, el vocablo "yanacona". Sin embargo, nuevas visiones del ayer permiten establecer que el Imperio encabezado por Montezuma ejerce sanguinaria tiranía sobre los pueblos aborígenes de la periferia. La presencia de la hueste ibérica les brinda a éstos la oportunidad de sacudirse de tan odiosa opresión. El representante de Carlos V es entonces recibido como libertador y multitud de nativos lo acompañan en las operaciones bélicas. Aquí ocurre o mismo, los picunches cierran filas en torno a Valdivia y liquidan a Lautaro en Peteroa. Por otro lado, la muchacha indígena aludida se convierte en madre de Martín Cortés, primer mestizo, es decir, el méxicano simbólicamente Nº 1. Ella misma es bautizada como Marina. Los mexicanos de hoy se precian de ser retoños de aquella civilización cuya capital es Tenochtitlán. Lo cierto es que, como los otros hispanoamericanos, los mexicanos -al decir de Rubén Blades- son "hijos de la mezcla" entre los que llegan y las que están. Estas representan a decenas de etnias, una y no la única, es la azteca. Evítese asociarla con la traición. Si se anhela robustecer la identidad es indispensable el enaltecimiento de ambas semillas originarias. Lo otro es contribución al automenoscabo. Lo incrementa, por ejemplo, José Clemente Orozco con mural en que, según puede apreciarse, están don Hernán y Malitzín -algo así como Adán y Eva-, pero a sus pies, el hijo muerto. Error: el fruto de esa alianza no es mortinato, sino progenie vigorosa.

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