lunes, 20 de septiembre de 2010

CIPAYO ...

En Argentina se usa “cipayo” para estigmatizar a quien anhela la cadena foránea y se comporta como sirviente. Aquí y allá se emplea también “vendepatria”. Hace algunos lustros se usó “yanacona”. En Europa –por efecto de la ocupación del III Reich- fue frecuente aquello de “colaboracionista” o de “quisling”. Este último vituperio aludía a Vidkun Quisling quien entrega Noruega a Berlín atada de pies y manos. Arnoldo Toynbee divulga aquello de “herodiano” derivado del rey Herodes, monarca judío títere de Roma. En nuestra América –considerando que la megapotencia absorbente es EEUU- se suele aludir al “cocacolismo”, al “malinchismo” y al “pitiyanquismo”. Aquí Gonzalo Drago es autor de “Mister Jara”, relato minero ambientado en El Teniente, que alude a un capataz criollo que es “más gringo que los gringos” en la época de la Braden Copper Mining, Co. Por cierto, como buen sobrino de José Stalin evitó un texto equivalente refiriéndose a quienes preparaban convertir a Chile en protectorado de la hoy extinta URSS.

Sea como fuere –más allá de los descalificativos que expresan antimperialismo- lo de moda hoy es el proimperialismo. Se oculta bajo un elegante disfraz: “globalización”. Hay un hecho cierto: el planeta se empequeñece por efecto de las redes de comunicación y de las empresas trasnacionales. Hay algo que se oculta: el monopolarismo imperial de EEUU. Peor que eso, nuestros cipayitos sostienen que no existe otra opción que acatarlo. Hay, pues un “cocacolismo” que usa gasolina izquierdista. La condición sumisa no es solo de derecha en su momento probritánica y después norteamericanizante. El marxismo se hizo “soviethincha” –para usar e folkorismo de Luis “Patitas Cortas” Corvalán- . Hoy el proyanquismo envuelve el grueso de los discípulos de Allende ubicados en la Concertación. Están hipotecado a EEUU y a la UE y –a través de la prensa, la TV, el aula, la tribuna- generan acatamiento fatalista. Los “Mister Jara” de ayer ubican en la izquierda. Argumentan… no hay otra opción.

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