domingo, 26 de septiembre de 2010

NUESTROS ANCESTROS IBERICOS


Los ibéricos están ausentes de nuestro imaginario colectivo. Incluso a Pedro de Valdivia -el auténtico Padre de la Patria- se le visualiza como "extranjero" e "invasor". Toda la admiración es para Lautaro. No se capta que somos un pueblo engendrado por la mixtura de conquistadores -jóvenes y exogámicos- con muchachas aborígenes. Ni el término "mestizo" se usa. Si se le emplea posee un "nosequé" peyorativo.

El fenómeno origina negarse a asumir, como sabana fundacional de la chilenidad, la amalgana. Esquiva la convicción que somos, como expresa Rubén Blades, "hijos de la mezcla". Ello supone la ignorancia respecto a nuestros ancestros peninsulares. Quedan lapidados por la leyenda negra lascasiana. La ausencia de orgullo por ese abolengo genera una autoestima deficitaria cristalizada en la frase "La raza es la mala".

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