Hoy la prensa trae los apellidos de los 32 mineros chilenos y del boliviano: Vega, Ticona, C. Barrios, Bugueño, Acuña, Yañez, Herrera, Segovia, Peña, E. Rojas, Urzua, Gómez, F. Avalos, R. Avalos, Lobos, Sánchez, Galleguillos, Henríquez, Ojeda, Aguilar, Illanes, Sepúlveda, Reygadas, Araya, P. Rojas, Cortez, Bustos, Villarrroel, S. Avalos, Segovia, Zamora, Y. Barrios y el boliviano Mamani Solíz. Ni un solo apellido gringo. Todos apellidos criollos de origen hispano. Ni siquiera un apellido indígena, pues hasta el boliviano Carlos Mamani Soliz es hispano criollo.
Este hecho prueba, una vez más, como se demuestra en Malvinas, que el auténtico hombre de Iberoamérica, es el criollo. Cuando vienen los indigenistas, la mayoría rubios y nos hablan de los padecimientos de los aborígenes como si ellos tuvieran el monopolio del dolor en América, nosotros siempre les respondemos: nuestra América es fundada por el criollo, que como decía Bolivar, no es europeo ni indio, sino mixto. Son ellos, nuestros antepasados, quienes edifican ciudades, trazan caminos, escarban yacimientos, labran nuestra historia.
Honores a los 33 héroes que representan a la América profunda que “está ahí”, que “sigue siendo”. Con su sola presencia confirman que el mejor producto que la América ha dado al mundo es el criollo. Esta hidalguía que viene desde el fondo de la historia la exhiben estos mineros con el sufrimiento silencioso, con la austeridad recogida, con el realismo vital con que han sobrellevado estos 68 días de cautiverio a 700 metros dentro de las entrañas de la tierra. ¡Viva Chile, viva Bolivia, viva Hispanoamérica!
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Alberto Buela Lamas
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