miércoles, 9 de noviembre de 2011

EDUCACION TECNOLOGICA

Se trata de la pariente pobre de la estructura escolar. La básica es insustituible, la U se juzga el Olimpo y la media el obligado puente entre una y otra. Hay que transitarlo para poder frecuentar las aulas que convierten a la persona en "profesional". Esa es la suprema aspiración de millones de familias. Anhelan que el retoño se convierta en abogado, ingeniero o "doctor" y con el mínimo esfuerzo. Las exigencias académicas de los docentes liceanos se estiman "stressantes", "innecesarias", sádicas o "antipedagógicas". Sugerir en un barrio elegante o menesteroso la fundación de un instituto técnico origina desdén. Lo aborrecen "flaites" y "pijes", carece de simpatía en Cerro Navia y en La Dehesa. Sería una especie de desván donde se acumulan torpes o indigentes.


La educación tecnológica implica profesionalización temprana. La hubo hasta ayer: Los Institutos Comerciales titulan contadores públicos. Alumnos seleccionados de Básica ingresan a las Escuelas Normales. A los 20 años, ya convertidos en educadores, civilizan. Escuelas Industriales y Agrícolas asumen equivalente tarea en sus respectivos ámbitos. El "pero" está en que no se les confiere el rango merecido. El boato y los recursos los absorbe la educación media humanístico-científica. Esta, sabemos, divorcia al estudiante de las manualidades y lo empuja a la empleomanía. La minoría ingresa a la U. El desarrollo, sin embargo, requiere graduados en aquello que, el siglo XIX, denomina "Artes y Oficios" , es decir, expertos que son el eslabón entre mano de obra e ingeniería.

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