miércoles, 19 de febrero de 2014

CROATAS EN CHILE

No es tanto hoy, sino coincidiendo con el derrumbe de Yugoeslavia se desencadena una fiebre en quienes disponen de apellido croata. Se manifiesta en exaltar, en exceso, el ancestro balcánico. El lector apresurado se imagina que recién bajan de los barcos. Esto es una exageración. Pareciera existe un prurito que intenta suprimir un dato clave: se trata de chilenos. Basta con averiguar el apellido materno: todos son criollos. Lo sospechoso es que lo ocultan. Tal conducta lo siento un agravio al país.

A esos "croatas" -asi entrecomillados- Chile les ha dado todo: nacionalidad,ciudadanía, vestuario, techo, alimentación, hogar, respeto...También escolaridad: cuando estudiaron ellos, sus padres o abuelos es enteramente gratuita. Entonces, por favor, córtenla con ese afán de embellecer la cuna de "papá" o del "tata". Recuerden siempre que esta república andina del Pacífico sur les ha dado todo incluyendo sus madres. Lo demás es siutiquería extranjerizante o, si se quiere, una variante del eurocentrismo que agobia.

Es frecuente que quien dispone de apellido foráneo se siente superior. Esa arrogancia  de "descendientes" de inmigrantes no es sòlo responsabilidad propia. Compatriotas europeizantes suelen nutrir esa vanagloria que, de rebote, opaca la chilenidad. Eso comienza en la escuela donde la maestra pide al alumno que le explique cómo se pronuncia el exótico apellido. Luego pregunta ¿cúal es su origen? Si son blancas -y, a veces, rubias- entonces se les elige "reinas" del curso. He allí las semillas de la vanidad de los retoños de los europeos y, entre ellos, los "croatas".

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